adicciones-del-comportamiento

Una nueva “sustancia” ha venido a inundar nuestra sociedad. Afecta a personas de todas las edades, pero no por igual. Sin duda los más jóvenes son los más vulnerables, los que más difícil lo tienen para librarse de las garras de este nuevo veneno.

¿De qué se trata? De las adicciones a diferentes tipos de tecnologías.

La tecnología no es mala en sí misma, pero si hacemos un uso inadecuado de ella puede ser muy perjudicial. ¿Quién enseña a los adultos cómo deben acercarse los niños a la tecnología para que ésta no sea perjudicial para ellos? ¿Quién guía a los menores en su descubrimiento del mundo digital?.

¿Crees que cuanto antes descubran tus hijos (sobrinos, nietos, amigos, etc) las llamadas “nuevas tecnologías” será mejor? ¿Que en caso contrario perderán alguna suerte de tren tecnológico y quedarán en desventaja con respecto al resto de niños de su generación?.

Pues fíjate en esto:
En primer lugar varias asociaciones (entre ellas varias asociaciones pediátricas) desaconsejan la exposición de menores de 2 años a cualquier tipo de pantalla, debido a las consecuencias negativas que tiene dicho tipo de interacciones en etapas tan tempranas del desarrollo.

Por otro lado, los hijos de Steve Jobs, Bill Gates y otros creadores de tecnologías mundialmente extendidas van a colegios donde no hay pantallas.

Altos directivos de empresas tecnológicas multinacionales establecidas en Silicon Valley mandan a sus hijos a un colegio de élite que hace bandera de no utilizar tecnología en sus aulas. Los padres trabajan en eBay, Google, Apple, Yahoo y Hewlett-Packard. Y sus hijos nunca han utilizado Google… Escriben con lápiz y papel y sus profesores utilizan una pizarra tradicional. No hay ni una pantalla en todo el colegio y el colegio desincentiva su uso en casa.

¿El argumento? El ordenador impide el pensamiento crítico, deshumaniza el aprendizaje, la interacción humana y acorta el tiempo de atención de los alumnos.

En pocas palabras, saben lo adictivas y perjudiciales que son las tecnologías que desarrollan y no quieren que sus hijos se expongan a ellas.

¿Por qué tus hijos no pueden tener una educación con la misma calidad? ¿Es que la educación más productiva tiene que estar reservada a unos pocos privilegiados?.

Lo que ves en cualquier página de Internet o juego tiene un aspecto y funcionamiento que han sido creados tras miles de pruebas y cuidadosos análisis (colores de fondo, tipografías, elementos de audio, etc) para que la gente pase más tiempo delante de esa pantalla.

En palabras de Tristan Harris (ético del diseño): “los usuarios sacan provecho de estas aplicaciones y web, pero también les cuesta usarlas con moderación”. El problema no es que la gente no tenga fuerza de voluntad, sino que “al otro lado de la pantalla hay mil personas cuyo trabajo es desbaratar tu capacidad de autorregulación”.

No existe una línea definida que separe a los adictos del resto de nosotros. Todos estamos a un producto o a una experiencia de desarrollar nuestras propias adicciones.
Estas adicciones tecnológicas tienen un agravante con respecto a las adicciones a sustancias. Los “yonquis” de Internet casi seguro necesitan seguir utilizando Internet para hacer algunos trámites, o en sus trabajos. O lleva un smartphone en su bolsillo.

Podemos utilizar los mismos principios que dan lugar a las adicciones del comportamiento para motivar a los jóvenes a que aprendan en el colegio/instituto/universidad, estimular a la gente para ahorrar, etc. Para ello es necesario entender cómo funcionan dichos comportamiento adictivos. Estamos en el principio de la era de las adicciones del comportamiento, y de momento reinan sus efectos negativos.

Pablo Marinero
Consultor de privacidad y migración a Software Libre.
Si tienes inquietud sobre este asunto puedes ponerte en contacto conmigo sin compromiso a través de este email: info@pablomarinero.com

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