LAS RAZONES DE UN “AÑO INTERNACIONAL DE LAS LEGUMBRES”

La Resolución (A/RES/68/231) de la Asamblea General de las Naciones Unidas, de 20 de diciembre de 2013, estableció el año 2016 como Año Internacional de las Legumbres. De esta forma, se propuso al mundo entero recuperar y fomentar la conciencia pública sobre los beneficios indudables asociados al cultivo y el consumo de estas semillas.

La página de la FAO (http://www.fao.org/pulses-2016/es/) contiene abundantes recursos y material informativo y de difusión.

Los mensajes clave que la FAO quiere transmitir con la celebración de este año internacional son cinco:

Las legumbres son ricas en nutrientes.

Efectivamente, las legumbres, por su alto contenido en proteínas de calidad (y energía, minerales y vitaminas), suponen un excelente alimento para todas las edades, desde la infancia. Por ello deben ser incluidas en la dieta habitual, tanto en los hogares como en los colegios, en los países desarrollados como en los países en desarrollo. Su aporte nutricional puede mejorarse todavía cuando se consumen conjuntamente con cereales y/o con otros alimentos ricos en vitamina C, que facilita la absorción del hierro a través del intestino. Por otra parte, los inconvenientes asociados al contenido de factores biológicamente activos (antes calificados simplemente como antinutrientes y, hoy, en el foco de una investigación mucho más detallada, que permitirán su revalorización) pueden superarse con las técnicas tradicionales de cocina.

Las legumbres son accesibles para todos y contribuyen a la seguridad alimentaria.

Cuando la proteína animal está fuera del alcance de muchos pueblos, la disponibilidad de las legumbres puede ayudar a suplir esta carencia, tanto por la facilidad de su cultivo –incluso en suelos pobres-, como por su precio -mucho más asequible que el de la carne o el del pescado-, o por la facilidad de su conservación. De otra parte, la mejora genética de las legumbres incide ya en otras características relacionadas con su cosecha, como el auto-entutorado y la corrección de la dehiscencia, entre otras. Finalmente, en el caso particular de la seguridad alimentaria en la Unión Europea, debemos denunciar la muy escasa producción de legumbres en estos países (como consecuencia de políticas locales y/o supranacionales sorprendentes), que no cubre ni de lejos las necesidades de proteína vegetal para consumo humano y ganadero en todo el territorio de la UE.

Las legumbres aportan importantes beneficios para la salud.

Aunque los problemas alimentarios son muy diferentes en cada zona del mundo (subalimentación –hambre- a obesidad, diabetes, ciertos tipos de cáncer, etc.) y las medidas requeridas deberán ser las que correspondan a cada caso, la repercusión de las legumbres en la salud es indudable por muchas razones: su bajo contenido en grasa y sodio, su alto contenido en hierro, calcio, magnesio, zinc, potasio y proteína de calidad, el excelente aporte de fibra y folato, su bajo índice glicémico y la completa ausencia de colesterol y gluten. La divulgación de estos beneficios persigue desterrar la consideración de las legumbres como “alimento de pobres”, consecuencia de una ignorancia intolerable ya en pleno siglo XXI.

Las legumbres fomentan la agricultura sostenible y contribuyen a la mitigación y adaptación al cambio climático.

Desde muy antiguo se conoce que las legumbres enriquecen el suelo para otros cultivos posteriores debido a la fijación del nitrógeno atmosférico. Hoy día, la recuperación de sistemas de cultivo múltiple, como la rotación o el cultivo intercalado, permite la obtención de tierras con mayor capacidad de absorción del carbono, a la vez que reduce los riesgos de erosión y agotamiento de los suelos. Además, la mejora genética de las legumbres está trabajando ya por la consecución de nuevas variedades más resistentes al estrés por calor. De cualquier manera, en todo el mundo, las características de los cultivos de legumbres permiten recuperar y mejorar los suelos, aumentar los rendimientos de otros cultivos, fijar a la población y favorecer el desarrollo rural.

Las legumbres promueven la biodiversidad.

La mayor fertilidad de los suelos que provee el cultivo de las legumbres (fijan el nitrógeno y el fósforo) se deja notar también en el mantenimiento y aumento de la biomasa y la actividad microbiana y, en consecuencia, la biodiversidad. Al mismo tiempo, un suelo sano y activo, es mucho más resistente a las condiciones adversas. Por otro lado, la conservación de todas las variedades autóctonas de las legumbres es un requisito imprescindible para su posterior mejora genética y la biodiversidad bien entendida, a largo plazo, la que permite restablecer el buen funcionamiento natural de los ecosistemas.

José Gómez Fernández
Veterinario

Asociación Andrés Laguna para la
Promoción de las Ciencias de la Salud

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